viernes, 15 de julio de 2016

Terror

Anne-Marie no entendía de guerras, ni de religión. Le sonaba a lejano, a películas que sus padres no querían que viese, a aburrimiento en el  noticiero.
Ella entendía de risas, de alegrías, de chiquilladas, de ilusión, de pompas de jabón, de sus amigas, de carreras por el paseo entre la muchedumbre, de helados para sofocar la humedad de las noches de verano mientras contemplaba el espectáculo de los fuegos artificiales.
Hoy ya no podrá contarle a su hermano pequeño cómo era el olor a pólvora, cómo el estruendo de los fuegos se elevaba por encima de las olas, cómo perseguía el descenso de las varillas esquivando el gentío, cómo las cascadas de chispas de colores ocultaba las mismas estrellas..., esas mismas entre las que su hermanito la buscará cada noche por culpa de la intolerancia, cuando ella no quería, cuando aún no debía...
Días como hoy en que las cosas no tienen sentido o lo pierden, en que la maldad le gana al amor, en que unos malnacidos mancha la condición humana.
Días de estupor, de pena, de tristeza, de tragedia, de luto, de vergüenza. Demasiados días ya...
|π$tinto©

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