Alteza, siéntese en el trono y disfrute de la pleitesía de su vasallo.
Todos mis sentidos estarán enfocados en servirla y complacerla como se merece.
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El sitio de mi recreo...
Parece que es hora de deseos, de anhelos, de hacer examen de conciencia y votos para mejorar de ahora en adelante.
Miramos atrás mientras escuchamos campanas de fondo y brindis a la luna, y nos juzgamos... si ha merecido la pena o la alegría cada acción o cada decisión. Si en aquellos cruces tomamos el sendero adecuado, la dirección idónea, el sentido correcto.
Toca repasar pasados e imaginar futuros, poner el contador a cero, resetear, recomenzar, formatear.
Siempre hay otra oportunidad, aún no es la definitiva, así que aprovechad el cambio de dígito para haceros propuestas , no a los demás, a vosotros.
Toca proponeos ser mejores personas, invitaos a pintar aunque salgan borrones, ofreceos a cantar aunque se os escape algún gallo, sacaos a bailar aunque os pisen los zapatos, empaparse bajo las tormentas y desplegar las alas para cruzar abismos sin miedo a caer.
Y toca ser feliz...
Feliz 2018!!!
|π$tinto©
En tiempos de guirnaldas de luces, dispendios de viandas, regalos por obligación, tumultos de gentes recorriendo calles con sonrisas impuestas por el calendario, repartos de felicitaciones a cualquier desconocido..., lo único que me altera el semblante es el brillo de estas fechas en los ojos muy abiertos de algún pequeñajo. Sus caras de sorpresa y sus miradas hiperactivas es de lo poco que consigue difuminar los rostros de las ausencias y las memorias grabadas a fuego de recuerdos de los que ya no me acompañan.
Me paro a segundos a buscar en ellas el sentido de estos días y aflora para mi la verdadera razón de las Navidades. No es regalar, ni festejar..., es compartir. Compartir sentimientos, emociones, recuerdos, deseos... porque quien comparte da parte de lo suyo, de su interior más íntimo y desguarnecido a cambio sólo de despertar algo inmaterial en el otro.
Dichosos somos quienes tenemos alguien con quién compartir algo, y no me refiero a cosas tangibles, que es lo fácil, lo barato.
Cuidad de esas personas porque ese sí es el verdadero espíritu de las Navidades, de éstas, que no sabemos si tendremos más...
Mis mejores deseos ❤
|π$tinto©
El sitio de mi recreo estaba cercado de una valla cerrada, con un vetusto candado que penetraba dos enormes eslabones de los extremos de una serpenteante y gruesa cadena. Cerraba mucho más que un lugar de asueto y libertad. Cercenaba pensamientos, sensaciones, sentimientos y formas de expresarse.
Era un tapón mental a una forma de ser y estar, de sentir y compartir. Era un tachón, un borrón en toda regla, un auténtico e incómodo cinturón de castidad.
Con el tiempo me acostumbré a llevarlo puesto, hasta tal punto que me olvidé de él y de su significado. Aprendí y evolucioné después de aquella amputación hacia otras necesidades menos etéreas y más cotidianas. Realidades del día a día que fueron echando tierra sobre aquel espacio hasta sepultarlo en el tiempo y cubrirlo de la arena del olvido.
Lo que ahora es un lugar yermo y abandonado, en sus tiempos fue un vergel de esparcimiento y sensibilidades por el que correteaban varias niñas, traviesas ellas y pizpiretas. Cada día, fieles a su cita, hacían uso de los toboganes, ruletas, columpios y todas sus atracciones, llenándolas de alegrías. Aún las puedo escuchar en los ecos de la lejanía...
Hace pocos días escuché el desgarrador grito de una de aquellas niñas. También le habían colocado un candado a su jardín y le impedían acceder a regar los sentimientos que con tanto cariño y amor había ido sembrando y cuidando en los corazones de muchos admiradores.
No hay cerraduras que puedan impedir brotar los sentimientos, ni oscuridad que los impida brillar, así que si no es en ese lugar, plasmará en otros su particular e íntima forma de volcar su delicadeza sobre renglones que tienen tacto en sí mismos.
Porque aquella niña que jugueteaba en el sitio de mi recreo, se hizo mayor logrando que las palabras no sólo nos tocasen, sino que nos atrapasen y lograsen anidar dentro de nosostros, y todo, sólo con su esencia...
Iπ$tinto©
Os pido disculpas a todos los que os tomásteis la molestia de comentar o compartir el último post que subí el sábado.
Se ve que hay gente a la que no le gusta el cine y las post sesiones, pero ¿sabéis?..., a mi me encanta. Así que aún a riesgo de que me cierren el local, voy a hacer hoy otro pase público para que repita quien quiera, y quien se anime.
Me da por saco estos puñeteros nazis que censuran y retiran algo que creo no molesta a nadie. Y con que uno solo de vosotros me lo haya pedido, yo me vuelvo a tirar al fango, porque no me importa mojarme, marcharme, salir lastimado o que me clausuren mi sitio del recreo.
Va por todos los rebeldes...
|π$tinto©
La velada que empezó en la oscuridad de un cine, proseguía entre las sombras de su habitación.
Dónde antes había una invitación a que él se sentase a su lado, ahora había un requerimiento a que ella se sentase encima de él.
Cuando antes descansaban en el apoyabrazos, ahora se asían con firmeza al respaldo de la silla.
Antes, cruzaba las piernas en la butaca, ahora las abría a horcajadas para sentirlo muy dentro. Él ya no hundía sus dedos en las palomitas, sino las manos en sus nalgas. Ya no escuchaba los diálogos del guión, palidecía con los gemidos que le arrancaba. No bebía del refresco, paladeaba su néctar. No arrugaba su entrada, apretaba sus pechos.
Ya no veían una película romántica, protagonizaban una tórrida escena sexual...
|π$tinto©