Y aunque estás preciosa con tus ojos brillantes de lágrimas, me muero porque resbalen por tus mejillas y bebérmelas a besos hasta agotar tu manantial de penas.
No llores más, mi niña!, con lo bonita que eres cuando sonríes...
A él lo habían arrinconado porque era un hombre raro, que era la despectiva forma de decir que era "diferente". No le hacía falta arrancarle la ropa a una mujer con sus manos, porque podía llegar al fondo de su alma mediante su propio desnudo y lograr que ella se entregase por propia voluntad.
Él se despojaba de su coraza, de su piel, de sus temores y suspicacias. Poco a poco, en cada conversación regalaba trocitos de su esencia y era eso lo que a ella le hacía que ardiese por dentro, que quisiese saber más de aquel extraño hombre que la atraía cada vez más, que la iba dominando con su entrega, que no le permitía escapar de su influencia de una manera que jamás había sentido así. Con su saber estar, sus vivencias, su experiencia, sus palabras, sus gestos, sus miradas, aquel hombre tejía inconsciente una tela de araña física y sentimental de la que ella no pretendía escapar, si no enredarse para que reparase aún más en ella, para que la hiciese su presa, para caer en sus garras. En su presencia sólo era capaz de notar el aguijón del deseo, y no quería otra cosa salvo morir con su veneno...
|π$tinto©
Se acostó con ella decidido a hacerle el amor...
Se tumbó a su lado mirando al techo, imitándola, fijando su vista mucho más allá de la desconchada pintura para intuir qué le preocupaba. Delicadamente rozó con su meñique el de ella, lo puso encima de su piel y comenzó a acariciarla casi descuidadamente.
Ese leve roce que le decía: "Schhhhh, no digas nada, sólo quiero que sepas que estoy aquí si te hago falta..."
El silencio los envolvía de una manera cálida, con esa falta de palabras que sólo se antoja cómoda cuando estás con quien deseas. Envueltos en esa banda sonora de caricias en diminutos círculos, de pequeñitos besos en el dorso de las manos, en las sienes, en los hombros, de te quieros dichos en susurros imperceptibles con los dedos.
Música de las sábanas al arrugarse, al girarse para abrazarla, al poner su torso para su tranquilidad, para que escuchase que su corazón latía por ella, con ella, para ella.
Y así la acompañó toda la noche, haciéndole el amor con la ropa puesta, y el alma desnuda, sacándole incontables orgasmos a complicidades, como hacen los mejores amantes...
Iπ$tinto©
Le envió un "Te pienso", y eso era mucho más que echarle de menos. Más intenso que recordarle, más fuerte que añorarle...porque esas cosas se hacen a momentos, a instantes, cuando algo externo te conecta con esa persona, te la evoca, te la trae a la mente, a ratos...
Un "Te pienso" viene dado por el querer, por las ganas, hasta por la necesidad. Implica voluntad, predisposición, y significa un presente, un existir, una realidad que aunque no sea palpable, es mentalmente sentida por todo tu organismo, por cada célula.
Por eso le escribió "Te pienso..." porque al leerlo, sabía que le estaba diciendo que esa era la manera más perenne de estar a su lado incluso cuando no estaba. Que la amaba, o incluso más...
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