viernes, 1 de julio de 2016

El infierno

Antes de que pudiese valorar la improbable y ya descartable opción de impedir que él se le acercase, sintió como sus manos apenas rozaron sus ansiosos pechos y descendieron suave, pero decididamente hacia la confluencia de sus muslos, que lo esperaban anhelantes.
Antes de que escuchase al oído en un susurro mortalmente seductor que la deseaba allí mismo... era tarde, ya era tarde para todo...
porque él ya había encendido un infierno en su cuerpo,
que ella no era capaz de apagar,
ni con la humedad de sus ganas...

|π$tinto©

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