sábado, 24 de septiembre de 2016

El infierno

Sabía que no era una buena influencia, pero sus ganas eran más fuertes que sus reparos y exaltaban su impaciencia.
No podía reprimir lo que le provocaba, lo que le hacía sentir...esa incitación pecando en sus entrañas. Esa atracción gravitatoria que la hacía revolotear en torno a él, como una polilla gira al calor de su bombilla, paralizada, sin remisión, a sabiendas de que le quemaría, de que la consumiría...
Aún así no era capaz de escapar a su influjo, doblegada su voluntad por la quemazón que le provocaba con su sola presencia, porque desde el primer momento, tuvo la certeza que era el diablo perfecto para adueñarse del infierno que le ardía dentro...
|π$tinto©

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