sábado, 3 de septiembre de 2016

Lo que me cuesta

No se podía imaginar lo que le costaba a veces evitar empujarla contra la pared, sujetarte con fuerza las manos, separarle las piernas con sus pies y romperle la ropa a jirones para tenerla.
Qué difícil es refrenar el desenfreno...
|π$tinto©

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