Pasamos tiempo desparramando amor por doquier, cuyos testigos de todo aquello, aún siguen publicitando sentimientos que tuvimos, a personas que jamás conoceremos, ni sabrán quién las protagonizó.
El árbol que grabamos con una promesa, la arena en que dibujamos un corazón, el márgen del viejo libro que llenamos a garabatos con su nombre, la canción que la nombraba y no nos cansaba escuchar, el banco donde pintamos nuestra fecha, aquel rinconcito del sitio inaccesible donde dejamos el "aquí estuvieron...", el candado que cerramos en el puente y cuya llave tiramos al río para impedir que se escapara el amor.
A veces tenemos la necesidad de gritarle al mundo que sabemos amar, que elegimos hacerlo y a quién, aunque se termine, aunque no dure, aunque ya no.., hubo un tiempo en que sí, y notarios que lo certificarán, para siempre...
El árbol que grabamos con una promesa, la arena en que dibujamos un corazón, el márgen del viejo libro que llenamos a garabatos con su nombre, la canción que la nombraba y no nos cansaba escuchar, el banco donde pintamos nuestra fecha, aquel rinconcito del sitio inaccesible donde dejamos el "aquí estuvieron...", el candado que cerramos en el puente y cuya llave tiramos al río para impedir que se escapara el amor.
A veces tenemos la necesidad de gritarle al mundo que sabemos amar, que elegimos hacerlo y a quién, aunque se termine, aunque no dure, aunque ya no.., hubo un tiempo en que sí, y notarios que lo certificarán, para siempre...
|π$tinto©
tener a quien demostrarle todo nuestro amor, es un regalo, un lujo no siempre a nuestro alcance
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