domingo, 9 de octubre de 2016

Mi peso en ella

Me gustaba tener mi pecho pegado al suyo, notar cómo se erizaba su piel al contacto con la mía, cómo era capaz de elevarme y descenderme al compás de su agitada respiración.
Yo la contemplaba muy de cerca, invadiendo su espacio, sujetando su mirada que sólo soltaba cuando cerraba sus ojos escapando de los míos, para buscar concentrarse en las sensaciones que mi ímpetu le transmitía, transformado en una creciente marea cuyas olas ascendían por su espalda cada vez con más intensidad.
Sus brazos no permitían que el aire circulase entre ambos, y yo dejaba caer mi peso sobre ella en una fusión perfecta de cuerpos y deseos.
En una representación corpórea de necesidades, yo la sujetaba y ella me sostenía...
|π$tinto©

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