viernes, 14 de octubre de 2016

La Espera

Podían pasar días sin verla, horas sin saber de ella, porque la vida a veces nos separaba, no hacía por juntarnos.
Lo pasábamos mal y sufríamos porque echar de menos sólo sucede cuando te falta una parte de ti, un trozo de lo tuyo, un algo de ti mismo.
Costaba un tiempo volver al punto donde se había dejado, retomar esa familiaridad de compartir durante mucho, seguir poniendo piezas en el puzzle común, llegar al mismo nivel de llenado de la botella de la última vez.
Pero las buenas relaciones que se sustentan en la distancia son como las entregas por fascículos, siempre ávidos de conocer el siguiente, tras la espera y aunque tengas que repasar los últimos párrafos del anterior. La botella vuelve a rebosar y con ella llenas los vasos de la confianza, como si no hubiese pasado el tiempo separados, como si todo el tiempo estuvieras en aquella habitación, solos, peinándole la melena, despacio, hasta que brillase, y le hicieras una trenza en la que tú deseabas ser uno de los tres mechones, entrelazados para siempre...
|π$tinto©

No hay comentarios:

Publicar un comentario